Tomas Casado Diego: Un profesor y un amigo.

TOMAS CASADO DIEGO, fue un profesor y educador del Colegio Provincial San José de Guadalajara al que conocí allá por el año 1987 cuando, por circunstancias de la vida, tuve que ingresar como alumno en el mismo colegio en el que este profesor ejercía de educador del internado, dónde yo pasaría seis años de mi vida, un capitulo que mas adelante hablare de el con mas tiempo.

No se si fue la casualidad o que las travesuras del destino quisieron que un sábado, 4 de Abril de 1993, este profesor me hiciera ir a un partido de baloncesto, a mi y algunos compañeros mas, para tenernos controlados y no dejar que nos aburriésemos. El caso es que después de ese día no he tenido tiempo de aburrirme en veinte años, que hace bien poco se acaban de cumplir, y que si no hubiera sido gracias a Tomas Casado no creo que jamás se hubiera despertado mi pasión por el baloncesto durante tantos años y todavía sigue mas viva que nunca.

Jamás pensé que después de ver aquel primer partido, que entonces disputaron el Club Baloncesto Guadalajara y C.B Canarias, yo volvería a ver un partido más. Pero el destino quiso que así fuera y era imposible quedarse inmóvil sin ir a ver el siguiente partido de un C.B Guadalajara que por entonces peleaba por ascender a la ACB, la máxima categoría del baloncesto español, desplegando un juego alegre y extraordinario donde los haya, con un equipo jamás visto en la ciudad de Guadalajara.

Solo tengo palabras de agradecimiento para este profesor al que, unos meses después de aquello, tuve que recurrir a pedirle consejo ante un momento personal duro, como fue el tener que ver fallecer a mi madre y yo ni sabia lo que había que hacer después. Tomás Casado estuvo allí, dándome todo tipo de consejos ante la situación de desamparo que se me avecinaba a la edad de quince años, algo que tengo siempre muy presente y que tampoco olvido, como lo fue la circunstancia de que me llevase a ver un partido de baloncesto. Fue todo un acierto por su parte, ya que gracias al baloncesto he encontrado muchos y buenos amigos que me han ayudado mucho, gente a la que estoy superagradecido y gente de la que he aprendido mucho, como Ángel Jareño, del que me enseño mucho sobre el trabajo con jóvenes jugadores; de Aurelio Zapata del que tome buena nota en mi año de delegado con el y que aprendí mucho sobre la dirección de vestuario y disciplina férrea en los entrenamientos; de Manuel López Carbajal del que he aprendido mucho sobre el trabajo de técnica individual con jugadores en edad Benjamin, Alevín, Infantil y Cadete; de Román Peinado del que he aprendido a cuidar al máximo los detalles técnico- tácticos y que me enseñó a ver que, por mucha lógica que haya en la vida, no siempre se cumple y también que no siempre es bueno ser el predicador de los cuatro vientos, donde es mejor callar sin renunciar a ser una persona inteligente. Podría dar mas nombres, pero estos tres son los que mas me han marcado durante estos veinte años.

Veinte años después es justo acordarse de esta gran aventura y de este profesor que no solo me inicio en el baloncesto, si no también en el Tenis de Mesa y Frontenis, ambos deportes que siempre me gustaron mucho y que tampoco se me daban tan mal.

A día de hoy Tomas Casado sigue trabajando en el mismo lugar donde hace veinte años me llevo a ver un partido que marco el inicio de una gran aventura.

Desde el BALONCESTO DE LO QUE FUIMOS Y LO QUE SOMOS deseamos a Tomas Casado la mayor de las suertes, tanto en lo personal como profesional, que siempre será aquel profesor que hizo que mi vida fuera más útil de lo que yo jamás hubiese pensado.